¿Qué?, ¿Dónde estamos? Hey amigo, se que nuestro sol amenaza con insinerarnos, pero no puedes olvidar lo que está pasando. Bueno, sí, tienes razón, es irónico que el astro que nos dió la vida, ahora este tan cerca que nos ha arruinado la existencia. Aún así, recuerda que no es lo único que nos hace transpirar y sufrir, de pronto estás jadeando por la falta de agua, vas por un poco allá donde nos tienen prohibido, te das media vuelta cuando escuchas un sonido extraño y !Faaa!, en plena boca te llegan los palos. Y le rezo a nuestra Diosa Rahibe, porque solo sea eso.

Siento impotencia al pensar que no era fácil imaginarse un mundo en donde las voces de la libertad y la demonizada democracia fueran acalladas, donde la opresión reinara como en tiempos antiguos. ¿Y qué es lo que tenemos? Las han pisoteado los anhelos económicos de ciertos sujetos, quienes han tomado las riendas del poder político, convirtiendo algo tan sensato como el Estado en una gran Corporación. Una "Corporación", esa vil denominación, ha cambiado a antiguos líderes representativos por una mesa directiva, la maldita M.D., que encuadra el destino hasta del más humilde de los peones. Triste y despreciable.

Creo, amigo mío, que me he adelantado un poco en mi narración y pido que me disculpes si mi sentido del humor se ha marchado, pues no puedo sino apretar el puño de rabia ante las barbaridades de esa asquerosa dependencia, mas trataré de ser objetivo para que puedas entender, ya que tu mente parece un poco angustiada. Ven, siéntate, te daré un poco de agua, pero no te diré de donde la he robado, ¿ok?.

Si alguien escudriñara en los libros que ellos permiten que leas, esos que andan desperdigados por su enorme biblioteca, parecería que la Corporación ¡Vino a salvar el mundo!, tal cual que super héroe de Marvel. Por cierto, he sabido que Hacker tiene unos muy buenos, se los ha robado de esos angares donde siempre se mete en problemas. ¿Te das cuenta que ni siquiera un simple comics podemos leer? Bueno, la Corporación llegaría poniendo orden en una sociedad moribunda y enferma por la destrucción, pero ya te das cuenta, la realidad es otra.
Escucha amigo mío:

Era quizás el final de la segunda o tercera década del siglo XXI cuando el temor de las guerras, los desastres naturales y la crisis energética llevo a las diversas naciones a desembolsar en gastos que ningún presupuesto era capaz de solventar, pero existía poca cooperación entre los países y especialmente las grandes potencias, que comenzaron a despertar diferencias producto de muy olvidadas corrientes políticas, religiosas, etc. Estas riñas sin sentido llevaron a una desconfianza tal, que culminó en la muerte de la Organización de las Naciones Unidas y de todas las relaciones internacionales. Si hubieses existido en esa época, mi abuelo me decía que era posible ver a los magnas presidentes agarrandose de golpes en los canales de gobierno, solo existía alguién callado en las sombras, un señor de apellido Gerlofs.

Todo lo que te he dicho, camarada, llevó a los Estados a la quiebra, con esto, las mismas autoridades perdieron su influencia. El dólar, el euro, el yen y toda clase de cambio monetario, pasó a ser no más que un hediondo y manoseado pedazo de papel o metal que serviría para rellenar los hoyos en nuestros bolsillos. Te imaginarás que esto dividió a la sociedad, la que terminó por suicidarse entre protestas, revueltas y conflictos… muchos trataron de invocar antiguos valores morales y religiosos, apelando a no estar corrompidos, pero no eran más que conceptos vacíos y morbosos, que ya habían enfermado a los hombres.

Ah, es cierto... lo siento. Responderé de inmediato a tu pregunta, ¿Cómo llegamos a tal estado, lo primero que impulsó ésto? Según nos cuenta Junk, a quien luego te presentaré; todo empezó por eso que está allá arriba. Más arriba, si, el sol.

A veces las cosas no tienen una explicación científica, en ocaciones las cosas quedan por obra del destino, por algo que esta fuera de nuestro entendimiento humano, y aún así debemos enfrentarlo. El hombre dispuso y comenzó a abusar: de la energía, los recursos naturales, los animales, hasta del propio ADN. De un momento a otro, todo era un conflicto, todos peleaban por todo y no había un camino al porqué lo hacían o a dónde irían con ello. Entonces llegó, un día, la aniquilación.
No recuerdo el día con exactitud, pero fue por ahí, cerca del 2014, no sé. Fueron los volcanes, los terremotos, los tsunamis, las bombas, los misiles, unos cuantos meteoritos, la contaminación de las aguas y con ello las enfermedades. Tan simple, fácil y poco predecible. La tierra se desorbitó y ahora cada vez, estamos más cerca del sol, al menos para el presente no es tan alarmante, se nota controlado. Se han secado nuestras tierras, erosionado los suelos, quemado los bosques... y aquí, en cierto lugar de Estados Unidos, cerca de Manhattan, si hasta parece película Yankee, es el único lugar, sobreviviente de cientos de años de estos problemas. O al menos eso se cree... ¿Haz notado la capa gruesa de humo más allá del Mar de la Agonía?, el resto del mundo está bajo una nube de gases, tóxicos y dañinos, lluvia ácida, casi parecido a Venus, hasta podríamos nadar en su atmosfera, si fuésemos inmortales claro está.

Entonces, imagínate la anarquía, el caos y todas esas cosas que siempre pasaban en los filmes del cine. No, los zombies no, algo mucho peor. ¿Qué pasa?, ¿Ésto? No te asombres de mi mano robótica, hay muchos de nosotros imperfectos que debemos suplir nuestras partes, las balas de la Corporación son fuertes y nos destrozan. No, en la corporación no verás jamás un mitad maquina, al menos no un ciudadano que lo denote a la vista. Si te falta un brazo te deshechan, los enfermos terminales, no malgastan tecnología según ellos, pero si lo hacen en sus experimentos genéticos, de manos de ese tal Ivan el de la cara roja, tampoco es raro ver fenómenos así por acá en la resistencia, ese hombre tiene un puesto privilegiado.
Bueno, sigamos.

En cierto momento, un grupo de elite compuesto por empresarios, magnates e incluso poderosos señores del crimen organizado, que habían sobrevivido; encontraron la panacea para este cadáver que se tenía por "sociedad". El nuevo opio del pueblo era la tecnología; la nueva moralidad: el hedonismo.
Como sea, estos acaudalados personajes se plantaron de forma imponente ante la humanidad desdichada, a la disminuida población mundial en cierto sector, ofreciéndoles avances tecnológicos que prometían una estabilidad que las personas casi habían olvidado por el tiempo, el destino infame que los había acontecido y, así las cosas, estuvieron bien. Los que eran cercanos a estos tipos, las fuerzas armadas, abogados de prestigio, etc, todos aquellos oportunistas se posicionaron en la cúspide de nuestra sociedad, organizando una nación poderosa, logrando en su momento, levantar el progreso para estabilizar nuestras vidas. Volvían a surgir las comodidades pasadas, ¡Hasta agua lograron encontrar!, comida, animales... y las ruinas, fueron surgiendo en una ciudad futurísta y avanzada. Claro, que con hombres y mujeres necios como materia prima principal.

Pero de pronto, lo que parecía bastante bien se volvió sospechoso, pero hombres y mujeres estaban demasiado extasiados con las maquinarias y esos softwares que hicieron la vida tan fácil como apretar un clic. Una droga a la que todos éramos adictos. Y graciosamente, estaba integrada en lo vital, en el agua.

Y aquí nos hacemos participes los que confiamos en nuestra escencia de humano y no en aquella deshumanización opresora.

Pocos miraron con ojos recelosos las intensiones de estos mesías informáticos, incluso sus dudas fueron tomadas por paranoias. No eramos más que seres drogados para hacer los trabajos forzados, generar y generar para dar comodidades a los más altos. Mientras ellos se ocupaban de sus vicios, nosotros, los ciudadanos de esta estafadora nación, despertabamos, bebiamos el agua contaminada, desayunabamos, trabajabamos, asistiamos al Estadio o el Burdel y de vuelta a nuestras camas para seguir el ciclo. Los que abrieron sus ojos y gritaron ¡Basta! comenzaron a ser perseguidos y repudiados por la sociedad, que los considero enfermos, detestables. Solo por usar el sentido común, notando que algo iba mal. La Corporación no podía ser tan desgraciada para negarnos nuestra expresión... o ¿si?

Esos temores serían confirmados cuando, teniendo el monopolio sobre los recientes avances, la nueva aristocracia se apoderara de la política, la milicia y la policía. Entonces, antes de que cayéramos en cuenta de ello, estábamos siendo regidos por un grupo autocrático extremadamente opresor que controla, hasta hoy, cada aspecto de esta comunidad y es capaz de doblegar la más férrea voluntad de sus detractores, al punto de transformarlo en un engranaje insignificante de este gran aparataje. De lo contrario simplemente nos eliminan como el desperdicio execrable que somos a los ojos de la Mesa Directiva y de un solo hombre, aquel que se mantenía callado, descendiente del antiguo Ministro de Relaciones Exteriores, Bernhard Gerlofs

Ese hombre del que te debes cuidar, y de todos sus compañeros que de manos cruzadas nos controlan desde la comodidad de sus sillones de cuero. Ahora sabes, mi querido amigo, esta es la distopía que nuestros abuelos jamás quisieron soñar, es la época dorada de las comunicaciones y la tecnología, aunque de las libertades públicas y los derechos políticos solo quedan las osamentas. Mira estas imponentes ciudades de metale y neón, que en su atmósfera ve fluir el contenido informático tan creciente como la negrura en el corazón de sus residentes y háblame con veracidad, puedes mirar por sobre tu hombro los abusos de la Corporación e incluso aceptarlos para regocijarte de tu individualismo y sus riquezas, o bien puedes tomar nuestra mano y vivir en la clandestinidad, dispuesto a tomar las armas y comenzar junto a tus nuevos hermanos la rebelión…