Mirando por la ventana

Elena se despertó por unos molestos ruidos en la cercanía, dos semanas atrás había sentido movimiento en la mansión pero llevaban tanto tiempo dormida que decidió dejar que se deleitaran con la magnificencia de su hogar. Antes cualquier persona que entrara a su mansión debía enfrentarse a su cólera y a su venganza pero esos días no había estado con ganas de espantarlos.

Pero esta vez se escuchaban como si fueran muchos mas los que hablaban en la puerta de su casa y le molestaban, abrió sus ojos y se levantó de su cama, la luz del sol la traspasaba haciéndola ver aun etérea y hermosa, flotó hasta la ventana y miró al exterior, muchos, hombres y mujeres, se paseaban por su porche y al parecer querían entrar en la mansión.

Elena sonrió, que entraran ya se encargaría ella de que no volvieran a salir jamas. Como se había encargado de tantos otros antes.